Eunice y sus batallas

Eunice es una amiga con discapacidad visual y motriz. A causa de la retinosis pigmentaria perdió gradualmente la vista hasta quedar completamente ciega. Además de eso, padece artritis desde hace casi 20 años, la cual ha deformado severamente sus articulaciones; camina muy despacio y tiene movimientos limitados, a tal grado que prácticamente no puede doblar sus falanges. Aún así, es una mujer muy optimista, y no permite que la discapacidad la detenga.

Cuando aún conservaba parte de su vista, gestionó ante el Gobierno del estado y ante el propio presidente de la República un apoyo para una cirugía en Cuba. Me cuenta cómo tuvo que echarse a los pies del entonces presidente Zedillo para detenerlo y poder hablar con él, ya que el entonces gobernador de Colima, Fernando Moreno Peña, no le dio la oportunidad de hacerlo directamente. Tiempo después, cuando le tocaba una segunda cirugía, el presidente en turno era Vicente Fox, y fue con él con quien habló personalmente para pedir apoyo. Cuando Fox le dijo que no creía que ella necesitara una segunda cirugía, Eunice respondió: «Claro, como usted no es el que se está quedando ciego…». Dice que entonces intervino Martha Sahagún diciendo: «No le falte al respeto a su presidente».

La semana pasada acompañé a Eunice a Atención Ciudadana, ahí en Palacio de Gobierno, a recoger un apoyo para viáticos de un viaje que había realizado a México por asuntos no sé si de salud o legales– ah, porque además tiene demandado al Instituto Tecnológico de Colima por discriminación y maltrato; el caso es que en Atención Ciudadana le dijeron que del apoyo original de mil pesos sólo le iban a dar 500, y no le dieron explicaciones. Eunice quiso ir personalmente a preguntar la razón, y habló con el director, Osiris Alcaraz, a quien simplemente le dijo lo que le habían dicho a ella. Después de un rato la llamó una de las secretarias para darle el dinero, y tan fácil como le dijeron que siempre no, ahora le dijeron que siempre sí, que le iban a dar los mil pesos. Cuando le pidieron que firmara el recibo yo me acerqué para indicarle a Eunice dónde firmar, y me fijé que la cantidad y el concepto estaban en blanco. «El recibo está en blanco», le dije a la secretaria, «Eunice va a buscar su identificación, si gusta mientras puede ir llenándolo». Por supuesto que eso de si gusta no se lo dije como una opción, más bien llevaba tono de ya ni la chingas. Pero lo hice por el bien de la secretaria y del buen nombre de la Dirección de Atención Ciudadana; no vaya a ser que a algún malpensado se le ocurra que están inflando la cifra de los apoyos que dan a los respetables ciudadanos.